En la mañana del 14 de Septiembre dejamos atrás a nuestros amigos marselleses en su jungla de glorietas soleadas y emprendimos una de las etapas más largas de nuestra aventura, pues entre Marsella y Aachen hay alrededor de 1000 km.
Decidimos hacerlo en dos tiradas, pasando la noche en Dijon, ciudad menumental y muy recomendable si te gustan las casas de cuento y los adoquinados.
Dijon
Así
pues, llegamos a Alemania en la noche del 16.
El hostelero Martin nos enseñó el albergue y nos asignó una
habitación, decorada adecuadamente con un paquidermo, que compartimos con un estudiante
argentino. La
mañana del 17 la ocupamos en hacer un poco de deporte y buscar una
lavandería, a la que tuvimos que volver porque en Alemania llueve tres días de cada dos como se puede ver en las imágenes.
... Y a comer como rayos, pues probábamos sonido en el Wild
Rover a las 17:30. ¡Vaya garito! Totalmente apropiado para nosotros
y bandas de nuestro pelaje; programan casi todos los días de la
semana y le regenta una extraordinaria pareja: Rory y Steff, que allá
por los 70 fueron mordidos por el rock`n`roll y no quieren doctor que les
sane. Nos hicieron sentir como en casa.
Abrieron
la noche Bekahoona (Sven,
Timo, Frederic y Eric), una banda local de pop-rock de aires funkeros
con mucha calidad, que se encargó de llenar el garito con sus fieles
seguidores; nosotros aportamos 3 grupúsculos de españoles/italianos/griegos
que acudieron a la llamada del elefante ibérico.
Muy
contentos, pues nuestra música fue jaleada por el personal y Rory también agradeció
que la noche se diera tan bien. Cuando habíamos recogido los trastos
en la furgo y nos habíamos despedido de la banda local, ya solos, el
afable irlandés nos invitó a un chupito de su aguardiente y nos
contó una alucinante historia que le pasó cuando tenía 14 años y
todavía vivía en Irlanda: conocío a Phil Lynnot y estuvo en su
local durante un ensayo para una de las giras que hizo con la banda de su proyecto en solitario!!! Ahí es nada!!! Nos dejó con la
boca abierta...
Y
esa fue la noche del concierto en Aachen; llegamos al hostel
bailando jotas de lo contentos que estábamos.
A la izquierda Lynott y el Rory original conparten escenario en una fotografía que tenían en la barra del Wild Rover. A la derecha, las dos bandas y nuestro anfitrión.
La
mañana siguiente amaneció lluviosa, y nuestra ropa mojada. Vuelta a
la lavandería a usar la secadora. Como no teníamos ninguna urgencia
por llegar a Lieja, nuestro siguiente destino, decidimos pasear por
Aachen y ver un concierto de la Manou Gallo Groove Band para acabar el día. Este
bolo salió rana juana... su afro-beat-funk deslabazado no nos dijo
absolutamente nada!!
El
19 partimos hacia Lieja listos para la fiesta que nos preparó
nuestro amigo Soral (Julien) del grupo “Lemon it up”.
Nos
acomodamos en el hostel y cocinamos unas judías como dios manda, que
la tarde-noche pintaba farandulera. Y así fue... desde que nos
enganchó a media tarde, este belga nos subió a su espalda para dar
inicio a un tour por la gastronomía y la fiesta de Lieja.
Nos
presentó a su chica de ascendencia asturiana Stefanie y a parte de su grupo de amigos y fue el mejor anfitrión que se pueda tener!!. La noche acabó como el rosario de la aurora,
entre rondas de tequilas y carcajadas y bailes varios...
Soral
mide 1, 90 porque en algún sitio tiene que meter toda su generosidad. Recuerdo que durante la noche, los amigos nos
preguntaban que cómo íbamos a tocar al día siguiente, que íbamos
a tener resaca... Y nosotros... -buah, resaca nosotros...- pero
claro, no contábamos con el aguardiente mexicano...
Con
nuestro cuerpo jotero llegamos a Alkmaar, Holanda, ciudad donde
íbamos a compartir escenario con Wet T-Shirt Contest en el café
Odeon.
Antes
de acomodarnos en el hostel la resaca jugó con nosotros metiéndonos
en un parking en el que no cabía la furgo (pegaba en el techo) y ahí
estuvimos sufriendo hasta que pudimos salir con la “Van Crochet”
a salvo, más o menos...
Alkmaar
es una ciudad con calles muy estrechas, canales y ciclistas a
mansalva! La pericia de nuestro avezado conductor (Dani) fue puesta a
prueba en múltiples ocasiones. Descargar y cargar los instrumentos
en la furgo fue de locos, apartando motos, bicis y sillas de la acera
para pasar, calles peatonales, marcha atrás....
Aún con todas
estas trampas que el destino nos iba poniendo a nuestro paso salimos
airosos de la jugada en el Odeon. Maud, nuestra anfitriona, y la
banda local se portaron de lujo (para variar...) con nosotros.
Además el local se llenó, cosa de la que no hay tampoco que
presumir demasiado... el garito era estrecho como un toilet holandés,
pero con un ambiente funkero-rockero como pocos nos hemos topado! Si
cuando estás montando los cacharros está sonando en el bar “The
Brother Johnsons” y “Commodores”, la noche no puede ir mal
nunca!!
Al
día siguiente dejábamos la encantadora ciudad de Alkmaar para ir a
otra que no lo es menos, Amsterdam.
Allí
llegamos a las 16:00, y al poco rato ya dábamos pedales sobre
nuestras bicis de alquiler, cruzando canales y plazas. Ya sabéis,
en esta ciudad la bici es la ley, como comprobamos cuando un tranvía
le cedió el paso a nuestro bajo-bajista.
Por
la noche nos instalamos en casa de Isabella, una amiga que vino a Zaragoza
el año pasado y que en esta ocasión nos devolvió el favor de
alojamiento por triplicado. Hemos sido muy afortunados de que nos
alojase estas 3 noches. En su casa hemos podido cocinar, dormir y
sentirnos como en la nuestra propia.
En
Amsterdam hemos hecho cosas como comprar 10 discos en 15 minutos, ver
alguna banda de muchísimo nivel, dar paseos bicicleteros por algún
pueblito de las afueras o ver el Museo Van Gogh de nuevo. Y también
encontrarnos una tienda de instrumentos, entrar en ella, y en 10
minutos salir cada uno de nostros con un cacharrico nuevo!
Y todo esto podemos contar por el momento. No es poco, ¿verdad? Pues prepararsus porque mañana, como dijo Alfonso Solans padre: -¡Sí, sí, sí, aaaaaaaaaaa PARÍS!